¿Por qué desaparece el billete de 20 pesos?
La desaparición del billete de 20 pesos refleja la pérdida del poder adquisitivo en la población y la depreciación de la moneda.
Las cifras hablan: De septiembre de 2002 -cuando comenzó el cambio de los billetes de 20 pesos impresos en papel por los de polímero- a julio de 2018, los mexicanos han experimentado una inflación acumulada de 90.6%, resultando en una pérdida casi total del valor del billete con el rostro de Benito Juárez.
Entre septiembre de 2002 y agosto de 2018 el peso se depreció 87% respecto al dólar, al pasar de 10.26 pesos a 19.16 pesos por unidad.
Los productos que podían pagarse con un billete de 20 pesos en 2002 y los que ahora pueden ser comprados dan muestra de la pérdida de su utilidad como depósito de valor.
Estos nueve productos representan el 51% del valor de la canasta básica por su importancia en el gasto de las familias mexicanas y el 18% de la inflación general.
Entre líneas: La renovación del billete de 500 pesos tampoco es coincidencia. En los últimos cuatro años fue el billete cuya circulación creció más; de hecho, se duplicó como resultado de su mayor demanda y uso como medio de pago ante el aumento generalizado de precios.
Crecimiento de la circulación por denominación de enero 2014 a julio de 2018:
- 20 pesos – 66%
- 50 pesos – 41%
- 100 pesos – 39%
- 200 pesos – 23%
- 500 pesos – 106%
- 1,000 pesos – 9%
El empalme entre la cantidad de piezas de 20 pesos y de 50 se explica por la velocidad de circulación del dinero. El billete azul ya no es suficiente para realizar compras en efectivo y resulta más eficiente pagar con uno de 50 pesos.
En retrospectiva: Los billetes de menor circulación tienen un deterioro y reemplazo más frecuente por ser los de mayor uso, por ello Banxico decidió en 2002 producirlos en polímero.
Con la pérdida de valor del billete de a 20 pesos y su incremento de circulación para equiparar al de 50 pesos, su impresión ya resulta costosa e innecesaria.
Y ahora ¿qué sigue?: No viene una devaluación, como se maneja en redes sociales, tampoco una espiral inflacionaria; pero en términos acumulados, en las últimas dos décadas hubo una pérdida de poder adquisitivo que volvió ineficiente su uso.
Lo cierto es que los golpes en el poder adquisitivo de la población no cederán pronto. Banxico elevó este 29 de agosto su expectativa de inflación para el cierre de 2018, pasando de 3.8% a 4.2%.
Esto como resultado de la expectativa de presiones económicas internas y externas, como la falta de certidumbre de políticas relacionadas con las finanzas públicas de la siguiente administración, la guerra comercial de Donald Trump, el TLCAN, el aumento de tasas en el mundo y la depreciación de las monedas de economías emergentes.
